La flota de The Ocean Race navega por el Océano Sur, en la tercera etapa de la competición, la que va desde Ciudad del Cabo (Sudáfrica) a Itajaí (Brasil), una monstruosa travesía de 12.750 millas náuticas, la más larga de los 50 años de historia de la regata y con puntuación doble.

Erróneamente tendemos a pensar que la deshidratación es un fenómeno asociado al calor. Sin embargo, esto no es del todo correcto, y menos cuando hablamos de regatistas profesionales a bordo de un barco de competición.

En ocasiones, por las propias condiciones de vida a bordo de los barcos o por los hábitos adquiridos por los regatistas, la deshidratación es una constante en una competición como The Ocean Race, independientemente de la etapa en la que se encuentren, haga frío, calor, llueva, o sople viento fuerte.

La cuestión clave para ellos es: ¿Cómo de deshidratado voy a estar y cuánto me va a afectar al rendimiento? Para responder a esta pregunta es importante tener en cuenta varias variables que influyen directamente en el grado de deshidratación de los regatistas:

Viento

La velocidad a la que navega un barco de competición es tal que a menudo las olas levantan mucha agua y empapan constantemente la embarcación. Esto implica que los regatistas tengan que navegar enfundados la mayor parte del tiempo en sus trajes de agua, que por mucho que transpiren, pueden contribuir a la deshidratación, a pesar de beber constantemente.

Alimentación

El 90% de los alimentos que se consumen a bordo de un barco de competición son liofilizados ¿Por qué? Fácil: los productos liofilizados pesan menos y duran más, y por tanto son ideales para este tipo de competiciones con largas etapas y en las que hay que tratar de aligerar el peso de la embarcación para alcanzar la mayor velocidad posible.

Antes de comer este tipo de alimentos es necesario rehidratarlos y para ello hay que cocinarlos en agua hirviendo, tarea nada sencilla a bordo de un barco que navega dando ‘tumbos’. De hecho, una de las dolencias que pueden sufrir los regatistas durante las travesías son las quemaduras que pueden provocarse en la preparación de la comida, generalmente en las manos.

Agua

Otro factor a tener en cuenta es la falta de agua a bordo. El agua que beben los regatistas es agua de mar potabilizada, desalinizada en el momento por ellos mismos a través de unas máquinas que, no solo potabilizan, sino que también eliminan muchas de las propiedades del agua, lo que tampoco ayuda a la hidratación.

Sin embargo, las potabilizadoras son un elemento crucial para la vida de los tripulantes a bordo de los barcos. Estos artefactos se encargan de desalar el agua del mar para proveer de líquido a los tripulantes además de permitirles preparar sus alimentos. Si se estropean, o tienen problemas como fue el caso en el 11th Hour Racing Team, su capacidad de producir agua potable puede verse limitada, forzando a la tripulación a racionar la ingesta de agua. Siempre hay una potabilizadora de repuesto, pero puede llevar tiempo sustituirla y más allá no habría más opciones.

Por otro lado, como el sabor del agua potabilizada no es agradable, es habitual verles echar unos polvitos isotónicos de sabores, normalmente de limón, con el objetivo de así beber más y prevenir la hidratación. Pero el sudor es hipotónico y los tripulantes reponen isotónico. Se provoca por tanto una hipertonía que incrementa la deshidratación.

Respecto a la frecuencia en la ingesta de agua, es imprescindible no esperar a tener sed. Como indica Juan Enrique González-Ruano Campos, Médico especialista en Medicina del Trabajo

y especialista en Medicina del Deporte en Quirónprevención, para este fin debería resultar útil el consejo que vienen siguiendo los ciclistas en largas etapas de carretera: beber a sorbos de bidones de mano, una bebida isotónica a razón de ¼ de litro cada 15 minutos. Cuando se ha instaurado la sed y se ha resistido, puede que ya se haya instaurado un signo patente de deshidratación.

La temperatura que experimentan en cada etapa también es un factor que juega malas pasadas a la hidratación. En las etapas más frías, como en las latitudes en que se encuentran ahora, los regatistas tienen la impresión de no necesitar beber tanta agua. Sin embargo, las necesidades de hidratación de su cuerpo siguen siendo las mismas. Por lo que las etapas más ‘peligrosas’ en este sentido, muchas veces son las más frías en las que puede aparecer el factor congelación a causa de una mala hidratación.

Radiación solar

Por último, no podemos olvidar la radiación solar como ‘enemiga’ de la hidratación. Para combatir los efectos del sol, es fundamental un buen equipamiento. Las gafas de sol son fundamentales;además de buenas, para proteger los ojos de los rayos UVA, han de ser grandes, para protegerlos también del viento. Las gorras también son importantes, aunque no suficientes, ya que el efecto espejo del mar hace que la radiación llegue por ángulos que la visera no protege. Por tanto es imprescindible también el uso de una crema solar adecuada constantemente, independientemente del frío, la fortaleza del sol, o el color de piel.